viernes, 16 de diciembre de 2011

¡Ni tres libros…chale!





Eduardo Chávez Romero


De acuerdo a la Encuesta Nacional de Lectura (http://bit.ly/sVhtRj), en México se leen 2.9 libros por habitante, es decir; la mayoría de los mexicanos no lee ni tres libros al año. Dato revelador si realizamos una comparación con países como España o Alemania, en donde se leen 7.7 y 12 libros respectivamente por habitante cada año. Asimismo, Conaculta revela que poco más del 27% de la población mexicana leyó un libro en 2010, mientras que menos del 27% asistió a una biblioteca.

En México, sólo el 35% de la población tiene más de diez libros en casa y el 20% adquirió un libro en el último año.También se calcula que únicamente el 20% de la población ha visitado una librería.

Y no es que el mexicano no lea, sino tiene otras preferencias en sus lecturas, como por ejemplo son: los diarios con porno-historias(El Gráfico o El Metro), la nota roja (El alarma), la farándulay sus espectáculos (El TvyNotas), las historietas vaqueras. También La Biblia (no toda, por supuesto; sólo algunos pasajes) y Carlos Cuauhtémoc Sánchez (o Gaby Vargas –por aquello de la equidad de género-) son el plato de lectura diario de los mexicanos.

En este sentido, habrá quienes no se espanten ni se empachen porque alguno de nuestros presidenciables no lea, pues si no lo hace la mayoría de los mexicanos, ¡¿por qué habría de hacerlo su “líder” político?! Por su puesto que también están las personas que ven mal y hasta penoso que alguien no pueda decir ni tres libros que le hayan marcado, no sólo en el 2011 que está pronto a concluir, sino en la vida.
La situación medular aquí (aunque pareciera no serlo), no está en el juicio al que la mayoría de los mexicanos somos proclives (por leer poco o textos de la nota roja o de la farándula). Sino más bien, lo medular, lo importante; está en la pobre memoria histórica que se tiene por leer poco. El candidato del PRI, no es juzgado por la mayoría de los mexicanos en el escenario político o por su campo de acción y su opacidad ante los delitos de Atenco y Arturo Montiel, sino por su falta de lectura (como cualquier otro mexicano).

Los menos de tres libros que leen los mexicanos arrojan tal vez, el desconocimiento de su historia nacional, y por ello mismo, se corre el riesgo de regresar a esa figura de corrupción e impunidad jurásica de la cual; muchos otros sí la recordamos porque la vivimos y/o la leímos.

martes, 13 de diciembre de 2011

A ojo de buen lector…..”Leer, más que una moda, una urgente necesidad”






Vianka Guadalupe García Román


Si bien es cierto que la lectura es un hábito, es decir un estilo de vida, si bien es cierto que no leemos, es cierto también que los que “leen”, siguen sin entender los textos, sin digerir las enseñanzas que el autor con tanto esfuerzo intenta compartir, (la prueba esta que en ocasiones no se recuerdan ni a los títulos ni a los autores leídos) así que tanto un buen lector, como un buen ignorante de la lectura, pueden cometer errores trafícales, uno por perderse en la ceguera de lo que acontece y el otro por perderse en su egoísmo, al no querer compartir dicho acontecimiento anteriormente leído, minimizando así, la oportunidad de mejorarlo.

En lo personal, considero grave el pasar por alto el hecho de llevar a la trascendencia aquel texto leído, aquellas letras que se consumen en el silencio, como parte del desprecio de una unión tan perfectamente plasmada, tan terriblemente jamás evidenciada.

Por otro lado, cabe mencionar que leer implica varios procesos psicológicos, por ejemplo, la percepción, la atención, la memoria, el aprendizaje, así como aquellos procesos psicológicos superiores como la capacidad de análisis, es decir, la síntesis que hacemos sobre lo que leímos y con ello la capacidad de juicio para establecer nuestras propias reflexiones y/o posturas basadas en pensamientos mucho más desarrollados, mayormente trabajados y con mayor grado de conciencia social de lo que como lectores que nos decimos ser, queremos dejar, teniendo en cuenta que lo que estamos aportando es solo una mínima parte de lo que la exquisitez lectoral puede provocar.

Realmente soy de las que creen que leer, se ha vuelto parte de nuestras necesidades básicas, y no lo digo como profesionista, sino como una simple humana que necesita estar informada.

Crónica de un terremoto






Bertha Zamora

6.8 grados, 45 segundos, trepidatorio y oscilatorio…podrían ser sólo números y datos, pero para quienes vivieron la tarde del sábado el terremoto con estas características, el concepto y el significado definitivamente es otro.

La tarde sabatina transcurría mientras el tema de la reunión era Enrique Peña Nieto y todo lo relacionado a su carente hábito lector. El movimiento telúrico nos interrumpió sin permiso y de manera arbitraria. Ruidos por doquier, objetos que caían después de mecerse se podían ver a nuestro paso, las tinieblas se hicieron presentes y la eternidad también: parecía que Cronos se había quedado dormido y el tiempo detenido.

Después vino la calma. La luna iluminaba la ciudad, sirenas se escuchaban a lo lejos, la gente caminaba en busca de noticias buenas por supuesto, los celulares muertos, los nervios de punta.

Dos horas incomunicados y llenos de incertidumbre. Volvimos a épocas pasadas donde sólo la luna iluminaba y se platicaba de frente, “en persona pues”, nada de platicas virtuales a través de Twitter y Facebook, ¡que va!.

La noche transcurrió y sólo se hablaba en torno a lo sucedido, cada quien su historia, cada quien su susto, algunos contaron su experiencia atrapados en el cine, otros, experimentaba risa con el show de los payasos en el circo, después, llanto por tremendo movimiento. En la calle, en la casa, en un partido de futbol…cada quien tuvo su historia.

Las réplicas llegaron y las noticias malas también.

Hoy ya todo es historia.

Y hoy con mayor claridad y sin el Jesús en la boca podemos pensar, ¿sabemos actuar ante un movimiento telúrico de gran magnitud? ¿Estamos organizados como familia, con los vecinos en un caso de emergencia? ¿La autoridad municipal está preparada para atender a la ciudadanía en una situación extrema? ¿Tenemos una cultura sísmica?...

***

Al pasar por una calle escucho la canción, “y la tierra se movía, se movía…” no puedo evitar reírme y pensar “que episodio tan bizarro”, mientras doy gracias de poder escribir esta crónica a pesar de la “primera llamada” de los Mayas, como llaman al terremoto en las diversas redes sociales…

Diez años corriendo hacía los pies de la Guadalupana






Bertha Zamora

Hoy se celebra a la guadalupana, a la morenita del Tepeyac.

Como ya es tradición en la ciudad, varias carreras guadalupanas llegaron hasta los pies de la Virgen de Guadalupe.

Las iglesias en todo lo ancho y largo del país se colman de fieles para celebrar una fiesta a la que llaman «las mañanitas a la Guadalupana» o serenata a la Virgen.
Uno de estos fieles, comparte con Redes del Sur su experiencia a lo largo de 10 años corriendo para llegar a cantarle a la Virgen María.


Lizbeth Salgado Godínez, es una joven como cualquier otra. Sólo que la noche del 11 de Diciembre en lugar de salir al antro con sus amigas, se pone tenis y ropa cómoda para iniciar la carrera.

La cita es en el barrio de San Juan a las diez de la noche, mientras reparten playeras con la Virgen de Guadalupe impresa, organizan la salida.

Cada uno en su lugar respectivo y después de haber escuchado las indicaciones, van a la iglesia de San Juan Bautista a orar, después por las calles de la ciudad se puede ver este contingente, en silencio, pero llenos de fe.

Lizbeth nos comenta, “mi papá corría y el fue quien me trajo por primera vez y me gustó tanto que hasta la fecha lo sigo haciendo”.

Con respecto a su sentir dice, “siento mucha emoción y satisfacción de llegar y ver a la Virgen”.

Asimismo ella afirma no hacerlo por alguna “manda” o promesa, “sólo lo hago por ella, porque para mí es como una madre que me protege”.

Salgado Godínez dice, “mientras pueda seguiré corriendo cada año, después lo haré con mis hijos”, finalizó.

Lizbeth volvió a llegar a su meta: los pies de la morenita, ahí se arrodilló y dio gracias por haber llegado con bien hasta ahí…una vez más.

jueves, 8 de diciembre de 2011

Los Berosini: Sangre circense




Bertha Zamora

Es la tercera generación de hombres dedicados al circo. Sangre italiana, sangre circense.
Berosini, apellido que he escuchado desde niña cuando mis padres me llevaban al circo, hoy se sigue escuchando dentro de la carpa. Francesco, el hijo menor comparte con nosotros su vida en el circo, su vida como domador y como integrante de la dinastía Berosini.


Herencia

“Nací en el circo y toda la vida he estado aquí”, dice Francesco.

Hijo del afamado domador italiano Franco Berosini quien, proveniente de una familia dedicada a la milicia, decide dedicarse al circo, “su padrastro era gente de circo, así fue como mi padre conoció esta vida y le gustó tanto que lleva más de 50 años dedicado a esto”, dice el menor de la dinastía.

Francesco, miembro de una familia circense, empezó a los 8 años como domador, “ahora tengo 17, mi hermano también es domador, ya es una tradición”.


Animales Salvajes

Ante la pregunta, ¿es difícil domar? Francesco dice, “hay de animales a animales, por ejemplo, a los caballos hay que tenerles mucha, mucha paciencia, aparte de que son muy nerviosos”.

Sobre el peligro latente, señala, “nunca pierden el instinto a pesar de que estés con ellos y te conozcan, el peligro de un ataque está siempre”.

Asimismo dice, “mi hermano es domador de felinos, tiene 42 puntadas en la pierna y en la mano varias mordidas de un tigre”.

“Pero el peligro es algo que nos gusta, lo disfrutamos, esa adrenalina…”
Francesco afirma que todos los animales son domables, ante la interrogante, ¿cómo domas la vida? Se ríe y dice, “no, no, esa no se doma…”

El show
Dicen muchos por ahí, “nunca trabajes con niños ni con animales”, al respecto Francesco señala, “cuando no responden en el show si da coraje, pero hay veces que como tú o yo, no tienen ganas, así que hay que entenderlos pues tal vez tiene flojera o les duele algo”.

“A mí me gusta mucho estar con ellos, es algo que me llamó la atención desde chiquito”.

Animales en el circo
En la actualidad, existen varias organizaciones que se manifiestan en contra de que haya animales en los circos, Francesco dice, “yo creo que un circo sin animales ya no es circo, ya es teatro, y si quitan los caballos del circo tendrán que quitarlos de cualquier espectáculo, como por ejemplo, quitarlos de los conciertos de Joan Sebastian o Vicente Fernández”.



La vida circense

“Vivo como cualquier otro chico de mi edad, tengo una vida bonita vida porque conozco varios lugares y países. En el circo no todos somos amigos y eso de que se dice que todos somos una familia tampoco es verdad, pero si tengo buenos amigos de mi edad y nos vamos al antro, a la plaza, al cine, por ejemplo ahorita nos iremos al balneario. Todo es muy normal”.

***

Francesco admira a su padre y también al domador alemán Martín Lacey. Le gusta todo tipo de música, excepto el rock y la salsa. Su sueño es tener su propio circo. Antes de salir al escenario siempre se persigna y reza.

Cómo saber si eres violentada





Bertha Zamora


Las estadísticas afirman lo evidente, gran parte de las mujeres alguna vez en su vida han sido violentadas, pero, ¿Cómo saberlo?, ¿Cómo reconocer a un agresor?, ¿Qué hacer si estamos inmersas en una vida violenta o si alguien cercano lo está?

Las respuestas las dio Muriel Salinas Díaz, economista y feminista, experta en temas relacionados al género femenino: violencia, equidad, entre otros.

El agresor
Salinas Díaz dejó en claro que, “los agresores tienen una misoginia aguda, y requieren intervención psicológica para cambiar, no lo van a hacer ni jurando, ni bailando en Chalma, es necesaria la atención médica”.
Los tipos de violencia que ejerce el agresor son: física, psicológica, sexual, económica, patrimonial, comunitaria o social, institucional.

La víctima
Con respecto a la víctima, Muriel dijo que algunas señales que reflejan violencia son: temor, vergüenza, ciclos depresivos, desarreglo personal, trastornos de ansiedad, ataques de angustia, sentimiento de culpa, heridas y hematomas, conductas de evasión, aislamiento familiar y social, comienzan a faltar a las citas y empiezan a somatizar.

Salinas Díaz recalcó que es de suma importancia no regañar a la persona que te cuenta los episodios violentos que vive, “sé que en ocasiones es desesperante, pues vienen con nosotras, nos cuentan y al rato ya volvieron con el agresor, pero hay que recordar que es algo muy difícil y necesita un proceso que comienza rompiendo el ciclo de violencia”.

El ciclo de violencia consta de 3 rubros, el primero se refiere a las agresiones verbales, posteriormente vienen los golpes y el descontrol, es aquí donde estalla la violencia, y es en este momento donde se puede ayudar a la víctima acudiendo a una institución especializada en estos casos, después viene la fase de calma o luna de miel, donde el agresor se arrepiente, la mujer lo perdona…Esto se repite una y otra vez.

Factores para romper una relación violenta
Muriel señala que es de suma importancia hacer las siguientes preguntas:

¿Estaré mejor fuera de la relación?

¿Seré capaz de salir de ella con éxito?

Salinas Díaz señala que un factor importante para quedarse inmersas en una relación violenta es el miedo y la falta de dinero, sin embargo; afirma que existen instituciones donde se dan de manera gratuita apoyo psicológico y orientación laboral para que la mujer violentada pueda rehacer su vida.

“En el estado existen tres refugios con domicilio confidencial para las mujeres que sufren violencia extrema, sólo basta llamar a SEMUJER o INMUJERES al teléfono 01800 911 2511 para que se canalicen los casos”, finalizó.

Cuestión de educación, ¿el ciudadano o el consumidor? O ¿ambos?







Eduardo Chávez Romero


Los años del neoliberalismo en México han marcado con sello distintivo el entendimiento sobre educación y así, sobre la formación de las nuevas generaciones de los mexicanos. Es decir, desde mediado de los 80´s con Miguel de la Madrid y sus sucesores como Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox y Felipe Calderón; se ha mantenido una política de calidad, productividad y ganancia.

No en vano hoy las competencias en educación como postura administrativo-pedagógica para la formación de saberes y principalmente pragmáticos en la resolución de problemas laborales y no así, en la resolución de situaciones vivenciales y de la democracia.

El sujeto a formar en el Neoliberalismo no está en la persona con valores o en el ciudadano, sino en el usuario o mejor dicho en lenguaje neoliberal, “el consumidor”.

La diferencia entre estos dos conceptos, ciudadano y consumidor está en el enfoque educativo que se quiera optar. El primero, el ciudadano, es una persona comprometida con la comunidad y en específico, con la vida en democracia. Se manifiesta en contra de los abusos, exige el respeto a los derechos humanos, demanda a la autoridad tapar el bache de su colonia y la reparación del alumbrado público que él y la comunidad pagan con lo poco mucho que le retiene Hacienda. El consumidor por su parte, vela por su satisfacción y sus necesidades. Se manifiesta en contra de los abusos de su proveedor de cable, exige el respeto a la tarifa que le había prometido su empresa telefónica, demanda a la autoridad que reponga su servicio de Internet y la reparación inmediata de su servicio de gas natural que él está pagando con lo poco mucho que gana en la quincena.

Educar se convierte en una cuestión de enfoque. Pues ciudadano y consumidor son fines de dos filosofías pedagógicas. La cuestión no está en formar en uno o en otro al sujeto, porque querámoslo o no, vivimos en democracia (o eso nos han dicho desde el dos mil y la alternancia en el poder ejecutivo) y los problemas sociales y de la comunidad nos impactan directamente en nuestra forma de vida; pero también consumir, querámoslo o no, lo tendremos que hacer, pues los bienes y servicios del libre mercado hacen las tarifas y las competencias comerciales más accesibles para nosotros, los consumidores.

Entonces, ¿por qué no procurar la misma educación de los bienes (del consumidor) en los bienes de la ciudadanía?
Sólo es cuestión de educación integral. Ah, y de cambio de rumbo político y personal.